lunes, 14 de diciembre de 2009
Ojos/cañones/formas
Suelo pensar que un par de pupilas
no son un misterio,
si no una revelación
de los antecedentes primarios de mi existencia;
yo ya los conocía,
los devoré en algún ataque a mi privacidad,
en alguna masturbación de conciencia,
es que siempre estuvieron ahí.
Debe ser un castigo cerrar los ojos
y no ver más que los cañones verdes:
apuntando,
amenazando;
pero sin la mínima intención de disparar.
Es el color de la piel tatuada de deseo,
hilera de listones negros infinitamente delgados
acomodados en forma de ilusiones;
protegiendo el verdor que ligeramente,
si no tengo,
ya no soporto.
thl
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